viernes, 11 de enero de 2013

RUBÉN POZO, EN ÍNTIMO Y PRIVADO

 2 de Noviembre de 2012


Mi temblor delataba que la tarde comenzaba a llegar a la hora fijada: las 20:00. Agarrando en una mano a mi chica y en la otra a mi guitarra, salimos del soportal, atravesamos la lluvia y finalmente nos infiltramos en el elegante edificio mediante una robusta puerta que, falsamente, aparentaba estar cerrada. Los acordes de una guitarra acústica llegaban desde la planta superior hasta el umbral de la sala Toulosse, la elegante y lujosa Toulosse. Guiados por estos acordes y con la firme esperanza de que arriba se encontraba nuestro objetivo, enfilamos las escaleras guiados por el rasgueo, para toparnos en la planta superior con José Lechado y Alex Melendez, el organizador del evento y el alma mater del grupo Vicios Caros respectivamente.

"¿Qué tal? ¿Qué quereis? ¿De verdad que no queréis nada? ¿Nervioso? Ja, ja, ja ¡relajate hombre! Toma, os regalo mi nuevo disco." Así fue como amablemente se presentaron estos dos hombres antes de volver a abrazar la guitarra y entonar sus canciones sentados en un escenario que, más que escenario, era un humilde estrado.

Con un golpe nos avisó la puerta de abajo de que alguien había entrado. Poco a poco, paso a paso, por la escalera fue subiendo una rizada melena, que más adelante dió lugar a un hombre, un hombre con una camiseta de la película "The Birds" medio escondida bajo sus bragas y su chaqueta de cuello. Por fin, llegaba él, el gran pequeño Rubén Pozo, "el otro de Pereza", como el mismo se atreve a denominarse. Así fue como comenzó una noche mágica, llena de momentos en los que recordamos y de momentos que recordaremos.

Con un "!ey¡ ¿tú eres el Spider-Man no?" fue como este pequeño hombre que nos fascinaba a todos nos saludó a la par que se ganaba de ante mano a dos de sus espectadores de esa noche. Desde el primer momento nos dejó conocer que bajo toda esa fachada que lo había acompañado durante su viaje con Pereza se encontraba una persona humilde y cercana a la par que sincera y agradable. Un tio de verdad, de la calle.

Una vez ya en el escenario/estrado, se dispuso a ensayar sus temas y a preparar su equipo. "Rucu-Rucu" dio paso a "San Valentin", y así varios temas fueron llenando de música la sala, de música y de "me paso el día rucu-ru...eh, subeme la voz, que no me escucho. Gracias", "¿se escucha por el fondo?"... Fue así como Rubén nos dejó ver a los presentes la magia tras el escenario y lo que nos tenía preparado para esa noche que apuntaba a ser lo que finalmente fue, una gran noche.

Con un sincero y tímido "¿os ha gustado?" nos indicó el hombre del escenario que había finalizado su ensayo. Tras bajarse del estrado y tomar asiento en la silla más cercana a la nuestra, fue cuando de verdad empezamos a conocer lo que había bajo esa maraña de pelo. Con él hablamos de cómics, recomendándonos encarecidamente "Watchmen" (ya que si por él fuera, nadie entraría a un concierto suyo sin habérselo leido), de libros, aceptando la profundidad y la genialidad plasmada por J.D. Sallinger en "El Guardián entre el Centeno" y, como no, de su nuevo y flamante disco, su gira y su nuevo rumbo, declarándonos que, tal como expresa en  la portada de su disco y en su videoclip "Pegatina", ya no es el tío que se esconde bajo unas gafas de sol. En esta carrera en solitario a la que ha dado el pistoletazo de salida "Lo que más", Rubén se mostrará tal como es, una imagen totalmente diferente a la que nos ofreció cuando formaba parte del conjunto con Leiva, del cual nos dejó entrever que guardaba muy gratos recuerdos y una muy buena relación.

Tras un abrazo caluroso abrazo, nos despedimos de Rubén y, con mi guitarra y mi disco ya firmado, nos sumergimos de nuevo en el bullicio del centro para comentar el encuentro y cenar.


Fue de nuevo a las 21:30 cuando regresamos a la sala Toulosse para disfrutar del otro 50% del premio del concurso fotográfico: el acústico de Rubén. Lentamente, la sala anteriormente vacía se fue colmando de espectación por ver al madrileño de acogida. Surcando el público, este llegó al escenario y tras saludarnos con un simple y sincero "¡ey!" desvirgó el show con "Nombre de Canción", a la que le siguieron otros temas de su joya en solitario como "Las horas muertas", "Invierno", "Como cualquiera"  o "Lo que más". Fácilmente se metió al público en el bolsillo de su curioso frac con momentos mágicos  en los que nos enamoraba con "Chavalita", "Mañana será otro día" u "Ozono".

Pero esto no sería lo único con lo que Rubén nos deleitaría, si no que, a modo de sorpresa, subió al escenario a cantar junto a él su amiga Susana Alva, lider del grupo malagueño Efecto Mariposa, con quien compartió el tema "Rucu-Rucu". Sin lugar a dudas, uno de los momentos en los que el público se deshizo fue cuando nos regaló, cual quien da unas brillantes monedas a un mendigo que no esperaba menos, algunos de sus mayores éxitos con Pereza: "Voy a Comerte", "Pelos de Punta", "Pirata", "Margot"...  Realmente, estos temas hicieron que el espectáculo alcanzara su momento cumbre, inolvidable, mágico... imaginároslo: váis esperando escuchar a Rubén y no solo escuchais los mejores temas de su carrera en solitario (que son todos), si no también esos temas míticos que te han marcado y acompañado a lo largo de toda tu vida... A los más fieles y nostálgicos también nos sorpendió con "el Horoscopo", "En una noche cualquiera" o "Rum Rum".

Así, tocado su disco casi al completo (solo faltó "San Valentin") y demás maravillas de su repertorio, a la hora y media del comienzo se despidió con unas palabras de agradecimiento y un "hasta el infinito y más allá".

Rubén nos ofreció un concierto que ninguno de los presentes olvidaríamos, en el que se mostró como se había mostrado en privado: cercano y humilde; y nos sorprendió con su gamberro humor. Un concierto en el que hizo lo que quiso y como quiso.

En fin, una experiencia mágica, en la que revivimos Pereza, descubrimos a Rubén Pozo, cenamos música, brindamos magia y en la que ,personalmente, viví un sueño.

Una noche en la que tuve la suerte de conocer a la gran persona que se esconde tras el personaje.

Una noche para la memoria.